Poetas



JOSÉ JOAQUÍN DE OLMEDO





BIOGRAFÍA
Toda su vida se debatió entre los cargos públicos y el deseo de dedicarse a las letras. Así, en el momento en que Guayaquil declara su independencia, Olmedo fue nombrado miembro de la Junta de Gobierno, redactó una constitución para Guayaquil, reorganizó el ejército y colaboró con Sucre en el triunfo de Pichincha. Sin embargo, después de esta batalla, cuando Bolívar llegó a Guayaquil y anexionó esta ciudad a Colombia, Olmedo protestó y se fue con otros guayaquileños a Perú, donde fue electo diputado por el Departamento del Puno y ayudó a redactar la primera constitución de aquel país.
En 1823, viendo en peligro la libertad del Perú, pidió ayuda a Simón Bolívar; tras el triunfo de éste en la batalla de Junín, Olmedo escribió en su honor el famoso Canto a Bolívar. Más tarde (1825), se desempeñó por mandato de Bolívar como diplomático en Londres y en París. De nuevo en su país, participó como representante por Guayaquil en la Constituyente de Ambato. En 1830 ocupó la vicepresidencia de la república y la prefectura de Guayaquil.
Aunque apoyó a Flores en el proceso de separación del Ecuador de la Gran Colombia, cuando aquel gobernante quiso abusar del poder se opuso a él y participó en la revolución antifloreana del 6 de marzo de 1845, tras lo cual fue nombrado presidente del triunvirato al lado de Vicente Ramón Roca y Diego Noboa. Cuando murió, en todas las ciudades del país se celebraron funerales en su honor.
En su obra poética predomina un neoclasicismo al estilo de Meléndez Valdés, perceptible en obras como su delicado soneto A la muerte de mi hermana, su oda Al árbol, su Elegía en la muerte de la Princesa de Asturias, su Alfabeto para un niño y su Canción indiana, composiciones descollantes entre un conjunto que se acerca al centenar. Pero la patria y la política le empujan a escribir dos grandes cantos en los que se advierte más la influencia de Quintana y hay indudables anticipos de romanticismo: La victoria de Junín o Canto a Bolívar (1825) y Oda al general Flores, vencedor de Miñarica (1843). Considerado el gran clásico de la epopeya hispanoamericana, Menéndez Pelayo sitúa a veces a Olmedo por encima de Bello y de Heredia.

También se dedicó al periodismo, y se mostró en todos sus escritos como un hombre de amplia formación clásica con cierto sabor romántico. Trabajó junto a los grandes hombres de la independencia: Simón Bolívar, José de San Martín, Vicente Rocafuerte y el general Flores, pero lo hizo con libertad, y con criterios de propia responsabilidad, primero hacia su ciudad, Guayaquil, cuya independencia propugnaba tanto frente a Ecuador como frente a Perú; luego frente a la autonomía del Ecuador y, finalmente, por la dignidad de los indígenas.

ASPECTO SOCIAL
El 12 de agosto de 1812 pronunció su célebre discurso sobre la abolición de las mitas; no era un gran orador, pero causó buen efecto. El diputado Castillo inició la discusión y las Cortes finalmente aprobaron la abolición de las mitas. Ese discurso se ha publicado varias veces desde que Vicente Rocafuerte lo dio a la Imprenta en Londres. Entonces consiguió que su protector y pariente José de Silva y Olave fuera designado obispo de la diócesis de Huamanga.
Secretario de las Cortes de Cádiz y después miembro y secretario de la Diputación Permanente hasta el 11 de mayo de 1814, fecha en que las Cortes fueron disueltas por Fernando VII y los diputados perseguidos y apresados, Olmedo se escondió en Madrid y regresó a Guayaquil en 1816, encontrando que su madre había muerto.

ASPECTO POÍTICO
Era un constitucionalista, lo primero que hizo fue anunciar por “bando” la independencia obtenida, convocar al pueblo para que ese mismo día elija libremente a las nuevas autoridades y convocar a un Colegio Electoral, el mismo que se reunió el 8 de noviembre de ese mismo año para dictar una Reglamento Provisorio de Gobierno (o Constitución) y organizar una nueva Junta Suprema de Gobierno, de la cual -por voluntad del pueblo- fue elegido Presidente. Dicha Junta estuvo integrada también por Francisco María Roca y Rafael María Jimena. Se convirtió entonces en el primer Presidente que legítimamente gobernó un territorio libre de la Audiencia de Quito.
Producida la Revolución en Guayaquil el 9 de octubre de 1820, Olmedo fue electo Jefe Político de la Provincia, pero en vista de los abusos que cometía el Jefe Militar, José Gregorio Escobedo, pidió una Junta Provisional de Gobierno que quedó conformada con el Dr. José Vicente de Espantoso y Avellán y con el coronel Rafael María de la Cruz Jimena y Larrabeitia. En noviembre presidió el triunvirato formado por Francisco María Roca y Rafael Jimena y obtuvo que la Junta Electoral de la Provincia apruebe el "Reglamento Provisorio de Gobierno" que había redactado con José de Antepara y Arenaza.

En 1821 escribió su hermosa Canción al 9 de octubre considerada el primer himno que ha tenido el territorio ecuatoriano. Entonces llamó al ejército colombiano para que colaborara en la campaña libertadora. Olmedo era partidario de la independencia de Guayaquil frente a los gobiernos de Perú y Colombia, pero comprendía que Guayaquil no podía alcanzar la libertad de la Audiencia de Quito sin ayuda de otros ejércitos. Se crea así la División Protectora de Quito y deja los ejércitos en manos de Antonio José de Sucre.

ASPECTO RELIGIOSO
En 1789 fue trasladado Olmedo niño a Quito, y de los 9 a los 12 años estudió en el Colegio de San Fernando, a cargo de los religiosos dominicos, gramática castellana y principios de latín, lengua que siguió cultivando toda su vida. En 1792 estaba de regreso en Guayaquil; y dos años después ya le hallamos en Lima, bajo la tutela del señor don José Silva y Olave, su pariente, chantre de la Catedral de Lima, vicerrector del Convictorio de San Carlos, y más tarde rector del Colegio del Príncipe y obispo de Huamanga.

ASPECTO CULTURAL
El 11 de julio de 1822, después de la Batalla de Pichincha, arribó Simón Bolívar a Guayaquil y anexó la república guayaquileña a la Gran Colombia luego de la Entrevista de Guayaquil que mantuvo con José de San Martín. Olmedo protestó por este abuso de fuerza y el 29 de julio emigró al Perú con más de docientos vecinos de la primera distinción. El 22 de septiembre fue electo Diputado por el Departamento de Puno y formó parte de la Comisión designada por el Congreso peruano para redactar la primera Constitución que tuvo ese país. En 1823 editó en Lima su traducción del inglés del "Ensayo sobre el hombre" de M. Pope, en 45 páginas. y a nombre del Congreso cursó una invitación a Simón Bolívar para que se traslade al Perú a luchar por la independencia. Desde ese entonces volvió a amistar con el libertador y cuando se enteró en 1824 de la victoria de Junín, inició el "Canto a Bolívar", poema épico que le dio fama continental al salir publicado en Guayaquil en 1825 y en Londres en 1826.
En 1825 compuso una "Marcha", el poema "La Libertad" y recibió el nombramiento de Ministro Plenipotenciario de la Gran Colombia en Inglaterra. En Octubre estaba en Londres. En 1826 se dio tiempo para publicar en París y en Londres su célebre "Canto a Bolívar" En noviembre del mismo año fue electo Miembro fundador de la Academia Nacional de Colombia y para 1827 viajó a Guayaquil. En 1828 falleció su hija Rosa, llamada "Mi rosita de Ayacucho".

ASPECTO IDEOLÓGICO
“El gobierno representativo es la voluntad presunta manifestada por los órganos selectos y escogidos por los mismos pueblos, que, proponiendo siempre en las asambleas lo que parece mejor, rara vez se deja de hacer lo bueno”. Esta frase, pronunciada por José Joaquín de Olmedo, nos deja ver cuáles eran los ideales de este hombre modelo que fue revolucionario, poeta, escritor, estadista... En fin, todo lo que era de provecho para una sociedad amante del progreso lo era él. Lastimosamente, el regionalismo y los obscuros intereses que se oponen al desarrollo económico y social de Guayaquil han mantenido en la penumbra la verdadera importancia de Olmedo en la época de formación de la república. Olmedo ha sido limitado por los historiadores serranos, que conforman la mayoría en el país, como el simple “autor del Canto a Junín”.

POEMA A ELIZA

¿No ves cuán pronto por la azul esfera
el vuelo de las horas se desliza?,
¿no ves, amable Eliza,
marchitarse al nacer las tiernas flores
de la fugaz y alegre primavera?
Pues ¡ay!, con más presteza
nacen, desaparecen los amores,
las gracias de la edad y la belleza.
Feliz en todas partes
quien con el grato estudio de las artes
mezclando las lecciones
de virtud y piedad, engaña, burla
del tiempo y de sus hijas estaciones
la ciega rapidez y la inconstancia.

Así cuando la bella primavera
pierde su gala y virginal sonrisa
y se retira triste
de tu jardín, Eliza,
huyendo del invierno los enojos,
al fuego de tu genio y de tus ojos
con sus vivos colores y fragancia
bajo de tu pincel nace en tu estancia.

En tu estancia feliz que yo contemplo
será con tu presencia
el más hermoso templo
del gusto, la piedad y la inocencia,
a cuyo culto y plácidos misterios
vestal sacerdotisa
con tu graciosa hermana será Eliza.


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Dolores Veintimilla de Galindo




BIOGRAFÍA
Dolores Veintimilla de Galindo nació en la ciudad de Quito  en el año de 1829. Fue educada en el seno de una familia aristocrática, ilustre y culta, vivió una infancia feliz rodeada de múltiples atenciones y gracias a su sensibilidad artística empezó a escribir desde muy joven.
A los 18 años contrajo matrimonio con el médico colombiano Sixto Galindo. Poco tiempo después, por razones de la profesión de su esposo se trasladaron a vivir en Guayaquil, ciudad que les abrió las puertas y los recibió en los mejores círculos sociales. Al poco tiempo, y sin conocerse hasta hoy las causas, su esposo se marchó a Centroamérica dejándola en la más absoluta pobreza, en la ciudad de Cuenca sola con su hijo.
Fue entonces cuando sola, abandonada y buscando alivio a su dolor, Dolores Organiza tertulias literarias que motivan murmuraciones sobre su comportamiento. Su situación se complica cuando, en abril de 1957, Dolores, por medio de una hoja volante, Necrología, defiende a un indígena condenado a muerte bajo la acusación de parricidio. (Y este parece ser el primer alegato en Ecuador contra la pena de muerte, vigente entonces). Se multiplican entonces las calumnias y los maltratos contra la escritora, quien es tildada de inmoral, atea, panteísta.
Estos hechos, sumados al abandono de su esposo, son los que la sumen en la depresión y finalmente la llevan a suicidarse el 23 de mayo de 1857, con algo de cianuro que encontró en el maletín de su marido, dejando solamente una nota a su madre:

Debido a su muerte no pudo ser enterrada en tierra santa, pero algún tiempo después su marido regresó a exhumar su cadáver y hasta la fecha se desconoce el lugar donde yacen sus restos.

ASPECTO SOCIAL
Al cumplir sus 18 años -de temprana edad como ella diría después- el 16 de Febrero de 1.847, contrajo matrimonio en Quito con el Dr. Sixto Antonio Galindo y Oroña, médico, natural de Nueva Granada, residente en el Ecuador a causa de las persecuciones políticas comunes de su patria. La dote de matrimonio se estipuló en 5.000 pesos que le fueron entregados por la novia. Él se encargó de hacerle continuar su educación literaria permitiendo la lectura de toda clase de libros hasta los que la mojigatería colonial había prohibido por diversas causas, con esto Dolores logró una sólida ilustración, completa, variada y difícil de hallar en las mujeres u hombres de su tiempo, que unida a sus dotes naturales la convirtieron en una mujer excepcional. El 26 de Noviembre del mismo año de su matrimonio fue madre de un niño bautizado con el nombre de Santiago, siendo madrina Rosa Ascázubi, primera mujer de García Moreno, su amiga y confidente. Poco después el Dr. Galindo decidió viajar a Guayaquil llamado por su concuñado el Coronel Sebastián Medina, casado con Josefina Veintimilla, única hermana de Dolores; así pues, el matrimonio y su tierno niño se establecieron en el puerto principal donde Dolores hizo numerosas y excelentes amistades pues la sociedad le recibió con las puertas abiertas. De ésta época son dos composiciones "A Carmen, remitiéndole un jazmín del cabo" y "A la misma amiga" ambas dirigidas a Carmen Pérez Antepara, poetisa y también espíritu selecto; y buena parte de su poesía que traduce "la insatisfacción de un corazón que no era amado a la medida de lo que amaba" y por ello escribió "Quejas", "Sufrimientos", "Aspiración", "Anhelo" y "Desencanto" dentro del género romántico tan en boga por entonces. En mayo de 1.854 se trasladó a Cuenca con su esposo e hijo, alquilando un departamento en casa de Josefa Ordóñez, luego viajará su esposo a Centroamérica llamado por unos paisanos, con la ilusión de mejorar en el desempeño de su profesión de médico.
Dolores Veintimilla quedó aislada, lo que unido a diversas tribulaciones de orden económico y sentimental y a varios desaires recibidos, la llevaron a un estado de depresión. Para colmos, por esos días llegó a Cuenca la noticia del suicidio de la poetisa chilena Carolina Lizardi y esto terminó por desquiciarla, se sentía humillada, deshonrada, llena de vergüenza, traicionada por la mentalidad de la época y con tales tristezas el 23 salió al comercio, adquirió unas medias blancas, crespones de seda negra, varias velas y alguna cantidad de cianuro de potasio. Esa noche se vistió de blanco, sobre una mesita dejó dos cartas, una bellísima a su madre y otra inconclusa, escrita cuatro días antes a su marido y sobre un anaquel la poesía "La noche de mi dolor" y atracando por dentro las cerraduras de su dormitorio y prendidas todas las luces, bebió parte del contenido del vaso de veneno, luego se acostó y esperó la muerte.

ASPECTO POLÍTICO
En el "Album Literario" de Dolores, Benigno Malo escribió "Yo me limito a estimar en Ud. a la amiga, a la ecuatoriana que recuerda ciertos rasgos nobles de Penélope. Yo prefiero la virtud a la belleza y al genio ¿Y quien no preferiría el cielo a la tierra?" Frase que constituye el mejor certificado de su conducta viniendo de tan ilustre Repúblico. I así transcurrieron algunos meses, pero un día su casera se disgustó con ella -quiza por el atraso en los pagos del arrendamiento- y mandó a ponerle los muebles afuera. Dolores se cambió a un segundo piso en la casa de Josefa Peñafiel situada en la misma calle "Bolívar", ocurriendo entonces el fusilamiento de un indígena llamado Tiburcio Lucero, acusado del delito de parricidio. Era el 20 de Abril de 1.857 y Lucero fue sacado con escolta, cubierto de una túnica blanca manchada de rojo, crucifijo en mano y rodeado de varios sacerdotes que recitaban preces. El patibulo se había levantado en la plaza de San Francisco, abarrotada de curiosos. Dolores había concurrido con varias amigas y ocupaba lugar preferente, desde allí vio a Lucero cuando éste trató de arrojarse sobre su esposa y cinco hijos, uno de ellos de pecho, que presenciaban la escena; pero la guardia impidió tal efusión de afectos y poco después Lucero caía fusilado, dispersándose la concurrencia.

ASPECTO RELIGIOSO
Nacida en una casa católica inició sus estudios en el Colegio "Santa María del Socorro" que funcionaba en el edificio del beaterio bajo la dirección del Sr. Isaac W. Wheelwright, pedagogo traído de Chile por el Presidente Rocafuerte, que estuvo poco tiempo en el país. De allí pasó a la escuela que las madres dominicanas mantenían en el Convento de Santa Catalina de Siena, donde aprendió a leer y a escribir, muchos villancicos, la doctrina y el catecismo y algunas granjerías en las que eran expertas las monjas, tales como bordar, tejer, coser, cocinar.

ASPECTO ECONÓMICO
Al cumplir sus 18 años -de temprana edad como ella diría después- el 16 de Febrero de 1.847, contrajo matrimonio en Quito con el Dr. Sixto Antonio Galindo y Oroña, médico, natural de Nueva Granada, residente en el Ecuador a causa de las persecuciones políticas comunes de su patria. La dote de matrimonio se estipuló en 5.000 pesos que le fueron entregados por la novia.

ASPECTO IDEOLÓGICO
Crecía protegida y mimada. En "recuerdos", memoria en prosa que redactó en 1.847, dice de esta época: "Adorada de mi familia, especialmente de mi madre, había llegado a ser el jefe de mi casa; en todo se consultaba mi voluntad; todo cedía al más pequeño de mis deseos, era completamente dichosa bajo la sombra del hogar doméstico y en cuanto a mi vida social, nada me quedaba que pedir a mi fortuna.... Una figura regular, un pundonor sin límite y un buen juicio acreditado, me hicieron obtener las consideraciones de todas las personas de las distintas clases sociales de mi patria…. A la edad de 14 años un sentimiento de gratitud vino por primera vez a fijar mi atención en uno de mis amigos…. La confianza que mi madre tenía en mi me daba completa libertad, era, pues, señora de mis acciones y de mis horas y podía ver a mi amigo, que lo era también de mi madre, a mi satisfacción y estar y pasar sola con él, sin caer siquiera en cuenta que mi fortuna era una especialidad....Respetada siempre por él, uno de mis placeres más íntimos era estar tranquila a su lado. A este hombre virtuoso es a quien debo la mayor parte de mis buenos sentimientos. Las horas que pasábamos juntos las empleábamos en formar mi corazón para la virtud. Joven de 19 años, su amor le había vuelto reflexivo y prudente".

POEMA QUEJAS DE DOLORES 
VEINTIMILLA DE GALINDO
¡Y amarle pude! Al sol de la existencia
se abría apenas soñadora el alma…
  Perdió mi pobre corazón su calma
desde el fatal instante en que le hallé.
Sus palabras sonaron en mi oído
como música blanda y deliciosa;
  subió a mi rostro el tinte de la rosa;
como la hoja en el árbol vacilé.
Su imagen en el sueño me acosaba
siGempre halagüeña, siempre enamorada;
mil veces sorprendiste, madre amada,
en mi boca un suspiro abrasador;
y era él quien lo arrancaba de mi pecho;
él, la fascinación de mis sentidos;
él, ideal de mis sueños más queridos;
él, mi primero, mi ferviente amor.
Sin él, para mí el campo placentero
en vez de flores me obsequiaba abrojos;
sin él eran sombríos a mis ojos
del sol los rayos en el mes de abril.
Vivía de su vida apasionada;
era el centro de mi alma el amor suyo;
era mi aspiración, era mi orgullo…
¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?
No es mío ya su amor, que a otra prefiere.
Sus caricias son frías como el hielo;
es mentira su fe, finge desvelo…
Mas no me engañará con su ficción…
¡Y amarle pude, delirante, loca!
¡No, mi altivez no sufre su maltrato!
Y si a olvidar no alcanzas al ingrato,
¡te arrancaré del pecho, corazón!


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JUAN MONTALVO




BIOGRAFÍA
 Juan María Montalvo Fiallos (Ambato, Ecuador, 13 de abril de 1832 – París, 17 de enero de 1889) fue un ensayista y novelista ecuatoriano.
Vivió apasionadamente la política de partidos de su país, y su pensamiento liberal estaba fuertemente marcado por el anticlericalismo y la oposición a los dictadores Gabriel García Moreno e Ignacio de Veintemilla. Luego de la publicación de la revista El Cosmopolita, por medio de la cual criticaba a la dictadura de García Moreno, Montalvo viajó a Colombia, donde escribió gran parte del resto de su obra. Uno de sus libros más conocidos es Las Catilinarias, publicado en 1880. Entre sus ensayos destacan Siete Tratados (1882) y Geometría Moral (póstumo, 1902). También escribió una secuela de Don Quijote de la Mancha, llamada Capítulos que se le olvidaron a Cervantes.
Murió a causa de una pleuresía en París. Su cuerpo fue embalsamado y se expone en un mausoleo construido en su ciudad natal, en Ecuador.

ASPECTO SOCIAL
Su padre, don Marcos Montalvo, hijo de un inmigrante andaluz, se dedicaba a los negocios ambulantes. En Quinchicoto, cerca de Ambato, conoció a doña Isabel Villacreses de Fiallos, con quien se casó el 20 de enero de 1811.1 La pareja tras un tiempo se domicilió en Ambato, ciudad en la que don Marcos llegó a destacarse.2 Fallecidos ya algunos hermanos en la edad de la infancia, Juan se convirtió en el menor de los varones, y sus padres le procuraron mimos y cuidados.
Tuvo siete hermanos: Francisco, Francisco Javier, Mariano, Alegría, Rosa, Juana e Isabel. Su niñez transcurrió no sólo en su casa, sino también en la cercana quinta de Ficoa. En 1836 sufrió de viruelas y quedó con el rostro marcado. A los siete años fue a la escuela, una humilde casa de aldea, de una sola planta, pobremente administrada y sostenida.3 En 1843, cuando tenía once años, su hermano fue arrestado, encarcelado y desterrado por enfrentarse políticamente a la dictadura de Juan José Flores. Según el escritor Galo René Pérez, el destierro de su hermano le "dejó una lesión moral de la que no se recuperó jamás", llevándolo a odiar a las dictaduras.
En 1845, su hermano regresó de su destierro en Perú, y lo llevó consigo a Quito a continuar sus estudios. Sus dos hermanos mayores, Francisco y Francisco Javier, le orientaban e influenciaban en su gusto por las letras, aparte de haberle creado, cada uno con su prestigio, un ambiente favorable en el mundo de sus estudios.5 Entre 1846 y 1848 empezó a estudiar gramática latina en el colegio San Fernando. Posteriormente estudió filosofía en el seminario San Luis, donde recibió el grado de maestro,6 y después ingresó a la Universidad de Quito para estudiar Derecho, no porque quisiera ser abogado, sino porque entre las profesiones de entonces (medicina, leyes y teología) ésta le era la menos desagradable.


ASPECTO POLÍTICO
Montalvo era un idealista y le desagradaba la realidad política del Ecuador. Fiaba de la moral y de los principios como base del funcionamiento de la nación, y le preocupaba mucho destacar la importancia de las dotes morales de los políticos, cuando en realidad tanto los conservadores como los liberales tenían defectos. Por eso el profesor Louis Arquier afirmó que “Cada vez que habla de política el articulista se enfrenta con una contradicción, el tema le atrae y le repele a la vez”.58

Montalvo era muy respetuoso de las leyes, pero le molestaba el hecho de que algunas fueran injustas.
También despreciaba la tiranía, a la que se refería, entre otras formas, como "el abuso triunfante, soberbio, inquebrantable" En su opinión, para que haya tiranía necesariamente debía haber un pueblo dispuesto a soportarla, ya sea por timidez o apatía; así, el pueblo era tan culpable del establecimiento de una tiranía como el mismo tirano. Su posición liberal le llevó a oponerse a cualquier régimen que no haya sido elegido por sufragio, aunque llegó a oponerse al voto popular si el país no gozaba de sus libertades.
Respecto a los derechos de las personas, defendió en varias ocasiones los derechos de la mujer. También defendió los derechos de los indígenas y los negros, más por su idea de igualdad de todos los hombres ante Dios que por simpatía hacia ellos, pues probablemente tenía prejuicios raciales. Consciente de la gran responsabilidad que pesaba sobre los intelectuales con respecto de los problemas sociales de los indígenas

ASPECTO RELIGIOSO
Montalvo deseaba la separación de Iglesia y Estado, y en sus escritos no pretendía hablar a sus lectores de religión y fe sino del Ecuador y de su gobierno. Atacaba o defendía al clero según su situación política. En más de una ocasión, buscando en vano su apoyo político, escribió para elogiar las cualidades del buen clero,64 pero en la mayoría de las veces sus escritos eran anticlericales. En El Cosmopolita atacó al clero porque era un miembro fuerte e influyente del Partido Conservador que dominaba entonces el poder; también por interesarse más en los bienes terrenales que en los celestiales, por simoníaco. Cuando escribió esta obra, en 1866, el clero era muy poderoso en Ecuador, y no sólo no admitía el menor indicio de oposición sino que la consideraba como herejía.65 Respecto al fanatismo religioso, relató una anécdota interesante aunque exagerada en Las Catilinarias
Continuó con su oposición al clero en sus Siete tratados y en las citadas Las catilinarias, porque se sentía defraudado al ver que el clero no luchaba contra Veintemilla. Su obra más furibunda fue Mercurial eclesiástica, escrita como respuesta a la condena del portavoz del clero, Monseñor José Ignacio Ordóñez, a su obra. No obstante, se puede asegurar que en la práctica Montalvo se llevó mejor con la autoridad eclesiástica que con los católicos conservadores.

ASPECTO ECONÓMICO
En Quito se hizo amigo del poeta y político liberal Julio Zaldumbide, con quien se reunía de continuo. En su casa a veces asistían practicantes de letras, destinados a convertirse en conocidos escritores: Agustín Yerovi, José Modesto Espinosa y Miguel Riofrío. Juntos comentaban a los grandes autores románticos europeos. En 1853 el presidente Urbina decretó la libertad de estudios en colegios y universidades. Por las nuevas regulaciones, Montalvo se vio privado de su cargo de secretario en el colegio San Fernando y además fue impulsado a abandonar su carrera de Derecho tras haber aprobado solamente el segundo curso. Así, decidió volver a Ambato.
En el ambiente melancólico de su casa (sus padres y su hermano mayor para entonces habían fallecido)8 se concentró en el enriquecimiento de su formación de autodidacta, acostumbrado a tomar notas de sus lecturas en cuadernos que se conservan.9 Estudiaba gramática española y tratados de carácter idiomático. Profesando un respeto consciente a Capmany y Clemencín, estaba convencido de que era necesario fundar las originalidades estilísticas en la posesión de una forma correcta autorizada por los clásicos y los estudiosos más notables de la lengua.

ASPECTO CULTURAL
Tuvo que regresar al Ecuador no sólo por la inestabilidad de los gobiernos y la agitación política, sino también por la artritis que lo aquejaba. Cuando llegó, en 1859, el país era gobernado por García Moreno. Lo primero que hizo fue escribirle al dictador una larga carta, un tanto discursiva, pero cargada de admoniciones y amenazas, que según parece, no lo irritó del todo.17 A finales de 1861 colaboró en la revista literaria El Iris de Quito. En 1865 comenzaron sus amores con María Adelaida Guzmán, con quien contrajo finalmente matrimonio en Ambato el 17 de octubre de 1868 y tuvo dos hijos.
El 3 de enero de 1866, después del primer período dictatorial de García Moreno, publicó El Cosmopolita, revista de carácter político-literario editada en Quito en 40 páginas, cuyas siguientes entregas siguieron apareciendo hasta enero de 1869, y sostuvo una acalorada polémica con José Modesto Espinosa, que le salió al paso. En 1867 editó El Precursor del Cosmopolita y al año siguiente comenzó a cartearse con Eloy Alfaro y polemizó con Juan León Mera, publicando en su contra dos folletos: El Masonismo Negro y Bailar Sobre las Ruinas.18 En 1869 se produjo la revolución de García Moreno, y el mismo año Montalvo, temiendo por su vida, tuvo que expatriarse. Acudió a la embajada de Colombia, y ni bien recibió su pasaporte para abandonar el país, partió la mañana del 17 de enero de 1869 rumbo a Ipiales junto a otros dos exiliados: Mariano Mestanza y Manuel Semblantes.
La familia Arellano del Hierro, de Tulcán, recomendó a Montalvo ante el doctor Ramón Rosero, de Ipiales, para que le acogiera en su hogar;19 por su parte, Mestanza y Semblantes continuaron su viaje hacia la costa, para navegar a Panamá y desde allí hacia Europa. Durante su estadía en Ipiales, Montalvo recibió la primera carta de Eloy Alfaro desde Panamá, invitándolo a acompañarlo. Pronto fraternizaron y Alfaro le instaló cómodamente; le compró pasaje para Francia, le dio una suma de dinero para las primeras semanas de permanencia en aquel país y le prometió extenderle las ayudas que en lo posterior llegara a solicitarle. Llegado a la capital francesa, su interés inmediato fue establecer conexiones con las personas que quizás se hallaban en disposición de ayudarle, pues desde su destierro cayó en una situación de apremio; había salido del Ecuador con pocas pertenencias y le era imposible obtener ingresos seguros y periódicos.20 Regresó a Panamá, rumbo a Ipiales. Y aunque ahí le faltó dinero para continuar su viaje, Alfaro nuevamente acudió en su ayuda.

ASPECTO IDEOLÓGICO
Estaba orgulloso de sus Siete Tratados y deseaba publicarlos de la forma más lujosa posible. Pero no logró reunir el dinero que demandaba el proyecto, hasta que consiguió el auspicio del empresario José Joaquin de la ciudad de Besançon. Cuando fueron publicados sus Siete Tratados, Montalvo fue reconocido y elogiado por varios críticos europeos, aunque sólo en el ámbito de la cultura hispana (mantenida por emigrantes españoles e hispanoamericanos por medio de publicaciones) o hispanistas de París. En consecuencia, Montalvo se apresuró a promocionar sus tratados en España. A finales de mayo, habían recibido los dos volúmenes de los Siete Tratados el director del diario El Globo y Emilio Castelar. El 23 de octubre de 1882 su esposa María Adelaida falleció, y el mismo año Montalvo inició una relación sentimental con la francesa Augustine-Catherine Contoux, que mantuvo hasta sus últimos días.Con ella tendría un hijo en 1886, fruto de su concubinato.
Ansioso por conquistar la fama en España, Montalvo armó inmediatamente un viaje a Madrid, y llegó a la ciudad el 2 de junio de 1883. Se instaló en el mejor hotel de aquellos años: el Hotel París, ubicado en la Puerta del Sol. Muchos hombres de letras fueron a visitarle o le invitaron a encontrarse con ellos: Gaspar Núñez de Arce, Jesús Pando y Valle, Marcelino Menéndez Pelayo y Manuel del Palacio, además de Juan Valera, Emilia Pardo Bazán, Leopoldo García Ramón y Carlos Gutiérrez, a más de dos figuras italianas: Cesare Cantù y Edmundo de Amicis. El mismo año el presidente José Plácido Caamaño le ofreció una diputación, que rechazó.


A Juan Montalvo
(Al inaugurar su busto en la Universidad de Guayaquil)

El Genio, en tu razón, prendió una tea,
fue el Dolor, para tu alma, un acicate;
el rasgo de tu pluma, era el combate,
la vibración de tu alma, era la idea,

Mente que forja, voluntad que crea,
cerebro que arde, corazón que late,
ariete formidable a cuyo embate,
la roca del prejuicio se cuartea.

Ni una huella de sombra, ni un desmayo
de luz. Para escribir sobre la altura
de los siglos, tu nombre y tus afanes,
presta su pluma refulgente el rayo,
el celaje purísimo, su albura,
y su tinta de fuego, los volcanes !


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2 comentarios:

  1. Me parece una excelente poeta Dolores Ventimilla al ser abandonada por su esposo con su dolor escribió maravillosos poemas que son conocidos nacional e internacionalmente.

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  2. Para mi criterio si Juan Montalvo se concentraba mas en escribir obras literarias y obras novelistas que las hacia muy bién hubiese sido mas reconocido y no hubiese tenido tanto problema que le causaba cada vez que publicaba algo sobre política porque el nunca estaba de acuero con las decisiones que tomaba el gobierno ya que era un opositor del presidente Garcia Moreno.
    Samantha Gines

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